Entrevista con Camp Beagle

MBR Acres es un criadero de perros destinados a vivisección. A finales de junio de 2021 se
estableció un campamento a las puertas de dicha empresa y comenzó una campaña que
pretende cerrar ese lugar donde miles de perros son criados para enviarlos después a distintos laboratorios.

Hemos hablado son Soledad Iriart, compañera que participa en Camp Beagle, para poder
conocer mejor la campaña, las tácticas que están usando y el día a día en el campamento.

La entrevista ha sido dividida en dos partes para facilitar su lectura. Pronto colgaremos la
segunda mitad de la misma.

1-¿Cuándo y por qué comienza la campaña Camp Beagle?

La campaña empieza a finales de junio de 2021. Previamente ha habido muchas campañas en contra de este lugar, pero nunca un campamento. Las semanas anteriores a que se
estableciese el campamento, el Mirror publica una investigación encubierta con fotografías y videos de los perros del criadero. Todas las fotografías estaban tomadas desde fuera del criadero, pero en ellas se ve cómo cargan a los perros en las furgonetas para llevárselos a los laboratorios, cómo los llevan de una caseta a otra en carritos,… Son las primeras imágenes que salen de dentro de ese criadero desde hace décadas, o quizá las primeras que ha habido. El periódico publica las imágenes a nivel nacional y a partir de ese momento, comienzan las protestas fuera del criadero regularmente. Una vez al mes se juntan activistas de todo el país preocupades por la vivisección para hacer una manifestación. No son muches, pero entre diez o quince se juntan todos los meses y van primero al criadero y cuando salen les trabajadores, se van al laboratorio de Labcorp, lo que antes se llamaba Huntingdon Life Sciences. Les trabajadores del criadero salen a las 16:00 y les del laboratorio, a las 17:00, y están a cinco millas el uno del otro, así que hacían una manifestación doble en ambos sitios. En una de esas manifestaciones, dos personas deciden que no pueden irse y dejar a los perros ahí, así que deciden quedarse esa noche. A primera hora de la mañana, ven una de las furgonetas que viene a llevarse a los perros. La ven más tarde salir cargada de perros y eso es lo que hace que decidan quedarse. Eran dos mujeres, una bastante más mayor que la otra y van a buscar unas furgonetas en las que poder quedarse a dormir. Al día siguiente se une otra persona para apoyarlas. Cuando estás en el criadero y ves lo que ocurre, a esos perros, la gran mayoría de la gente siente una necesidad de comprometerse con esta causa. Se empezó a quedar más y más gente y para mediados de julio, había un centenar de personas en el campamento.

2- ¿Cuál es el objetivo de la campaña y qué estáis haciendo para tratar de alcanzarlo?

Como empezó de esta manera tan orgánica, en la que nadie había planeado hacer un
campamento, cuando la gente se asentó allí no había un nombre, ni objetivos, hasta que poco a poco eso fue siendo un problema. La gente había llegado allí con diferentes objetivos, diferentes planes y diferentes expectativas. Poco a poco fuimos trabajando para definir para qué estábamos allí y cuáles eran los objetivos, que son dos. Uno, el principal, cerrar MBR Acres. Y el segundo, acabar con los experimentos en animales. Nos dimos cuenta de que, aunque era un campamento grande, nuestra ambición de acabar con todos los experimentos en animales era demasiado grande. Teníamos que empezar dando un primer paso: cerrar el criadero. Es el único criadero en toda Gran Bretaña, con lo cual sería un golpe duro para toda la industria. Ese fue el objetivo prioritario, pero a la vez seguir trabajando con otras campañas y otros grupos para seguir luchando contra la vivisección en general.

3-Valora qué papel están jugando dentro de la campaña los siguientes factores:

La implicación de les activistas: Nuestra campaña en realidad es bastante diferente a otras. Hay que mantener un campamento 24 horas, 365 días al año y eso requiere un compromiso muy grande. El otro problema es que llevamos dos años y medio, con lo cual el compromiso es aun mayor. Sabemos que hemos ido perdiendo implicación de algunes activistas porque es muy difícil mantener este nivel de compromiso durante tanto tiempo. A la vez, hemos aprendido que con que haya una persona en el campamento, el proyecto puede seguir adelante. A lo mejor no necesitamos tanta gente como hubo al principio. Entre menos lo podemos llevar adelante, se genera más afinidad y lo importante es estar presente, la cantidad de gente no es tan importante. Sabemos que la gente se implica cuando puede y en lo que puede y tratamos de no juzgar a nadie. Todes tenemos vidas, familias, planes, otros objetivos, otros intereses,… Cada uno aporta lo que puede cuando puede.

Las redes sociales: Son fundamentales y a la vez un horror, un cuchillo de doble filo. Por un lado, son absolutamente vitales para mantener nuestra campaña al día, para mantener informada a gente de todas partes del mundo. También para llegar a la gente de Gran Bretaña que no puede venir físicamente al campamento, pero pueden apoyarnos a través de las redes sociales. También sirven para difundir nuestros mensajes o las pequeñas campañas que hacemos dentro de la campaña principal. Por ejemplo, cuando pedimos a la gente que escriba a tal institución, o que boicoteen a alguna empresa que ayuda al criadero, etc. La parte negativa de las redes sociales es que la gente siente esa necesidad de expresar sus opiniones sin considerar el resultado que puedan tener. Además, suelen hacerlo con un grado de autoridad que me parece desproporcionado. Las redes sociales generan más fundamentalismo y en este sentido hemos tenido algunos problemas. A la campaña se une todo tipo de gente con ideas de todo tipo y tiende a haber mucha crítica de “lo que tú haces está bien, lo que tú haces está mal”, en lugar de dejar que cada une haga lo que pueda de la manera que pueda hacerlo. Y eso es lo que hacemos desde la campaña. Nosotres tenemos un campamento y nos mantenemos dentro de la legalidad para poder mantener el campamento. Si tú quieres venir y hacer las cosas de otra manera, adelante. No tendemos a intervenir ni opinar o decir “esto es mejor o esto es peor”. Consideramos que la gente hace lo que puede según sus capacidades.
Sí que recibimos críticas en plan: “esta acción estuvo bien, aquella estuvo mal” y eso a veces ha entorpecido el trabajo.

El impacto mediático: Otro cuchillo de doble filo. Es fundamental, porque con las redes sociales es difícil llegar a gente que no tiene interés o que no se ha preocupado por estos temas. En cambio, en la prensa nacional llegas a mucha gente que, de otra forma, no te hubiera leído. Por ejemplo, Camp Beagle empieza con un artículo publicado en la prensa. Lo que vamos viendo es que los medios de comunicación no se atreven, están atemorizados y solamente quieren publicar cosas que están súper revalidadas, confirmadas, más que confirmadas y si no, no tienen interés. Como te digo, es un cuchillo de doble filo al que, sí, le dedicamos tiempo, pero tampoco nos rompemos el culo por ellos.

Otro problema son les periodistas que escriben artículos sin ni siquiera haber venido al
campamento. El periódico local de vez en cuando saca un artículo sobre nosotres, pero solo copian lo que hemos puesto en las redes sociales. Ni siquiera se molestan en contactarnos, ni nos escriben para decirnos que van a publicar un artículo. Lo normal sería que después de más de dos años allí, tuviésemos una mínima relación personal con algune periodista del periódico local, pero no sé ni quienes son. Una vez vino la BBC a hacer un directo. El chico de la BBC se acercó a nosotres a decirnos que él tenía un perrito, que le gustaba mucho el proyecto, bla, bla, bla. Cuando llegó el momento de hacer el directo, se fueron a 300 metros, sacaron el zoom y ni se acercaron. Hay miedo a apoyar esta causa, me imagino que, por un lado, es porque saben que es una industria con mucha fuerza política y económica; y por otro lado, porque en Gran Bretaña existe la tendencia a ver a les activistas por los derechos animales como gente problemática, y no quieren que parezca que les están apoyando.

4-También habéis centrado vuestros esfuerzos contra objetivos secundarios: empresas de
transporte que trabajan para el criadero, etc. ¿Qué tal ha sido la experiencia?

Tenemos más éxito con las empresas pequeñas. Por ejemplo, alquilaban una furgoneta para el equipo de limpieza y nos pusimos en contacto con la empresa que alquilaba estas furgonetas. Es una empresa pequeña, local, del norte de Inglaterra. Directamente respondió y dejaron de trabajar con el criadero. Cuando son empresas más grandes, como la empresa que trae los contenedores de la basura, no hay tanto éxito. De hecho, nos escribió la empresa que lo hacía, que se llama Voila, y nos dijo que ya no trabajarían más con MBR, pero ahora viene una empresa que no tiene anunciado el nombre y creemos que es la misma. También por ejemplo Enterprise, una empresa enorme de alquiler de vehículos, no nos ha escuchado y siguen trabajando para ellos.

5-Muchas de las personas implicadas en Camp Beagle veníais de haber participado en
campañas anteriores. ¿Qué diferencias positivas y negativas encontráis entre aquellas
experiencias anteriores y Camp Beagle?

La experiencia más importante es un cambio a nivel social. Mi participación en campañas
contra la vivisección empieza a finales de los noventa y dura hasta principios de la década de los 2000. Durante este periodo estoy muy involucrada en la lucha contra la vivisección. Cuando poníamos puestos informativos en la calle, la opinión de la gente tendía a ser que no les gustaba que experimentasen con animales, pero lo veían como un mal necesario, ya que estaban encontrando curas para enfermedades y si tenían que elegir entre que muriese su abuela o un perro, elegirían al perro. Eso ya no existe. No sé por qué la opinión de la gente ha cambiado, pero imagino que, al vivir en una sociedad tan tecnológica y tan avanzada, hoy por hoy, cuando le cuentas a la gente que están usando animales, les suena a la edad media. Piensan que debe poder usarse la inteligencia artificial o algún modelo computacional que pueda predecir este tipo de cosas, que tiene que haber algún tipo de tecnología que pueda sustituir el uso de animales. Hoy en día es muy poco común encontrar a gente que saque a relucir el argumento de la abuela y el perro.
Otra diferencia positiva -en realidad no sé si es positiva- es que hay mucha ignorancia. En los 90 la gente sabía más sobre experimentación animal porque las campañas contra la vivisección eran grandísimas y la gente lo tenía muy presente. Luego llegó una represión importantísima por parte de la policía y del gobierno que hizo que la lucha contra la vivisección se convirtiese en una tarea prácticamente imposible. Además, le vendieron la moto a la sociedad de que se habían acabado los experimentos en animales. De hecho, hoy por hoy, lo más común es que la gente no sepa que la experimentación aun existe. Por una parte, creo que es negativo, porque estaría bien que la gente supiese que existen, pero por otra creo que, si conseguimos que la gente lo sepa, se van a posicionar en contra.
Una de las diferencias negativas es que en los 90, los grupos animalistas eran muy
minoritarios. Éramos muches menos. Había mucha más afinidad entre nosotres, encontrar diferencias era difícil. Hoy por hoy, el número de animalistas en Gran Bretaña es muchísimo más grande, no necesariamente en términos de gente que se presenta físicamente en una manifestación, pero sí en términos ideológicos. Hay muches más veganes de les que había en los 90, pero al ser más gente hay mucha más división de ideas sobre cómo hacer las cosas. Las redes sociales han fomentado mucho antagonismo entre nosotres. Personalmente, si otro grupo animalista está haciendo su campaña y no me gusta, no voy a dedicar ni un minuto de mi tiempo a criticarlos, sino que dedico mi tiempo a crear lo que a mí me gusta. Vengo de una generación en la que se valoraba ser creativos y no destructivos, pero hoy por hoy hay mucha gente destructiva. Como no sabe crear, se dedica a destruir lo que otres hacen.

 

 

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