Iniciando diálogo para construir comunidad de lucha

Septiembre de 2023 no ha sido un mes fácil para los santuarios. Ninguno suele serlo, pero este ha dejado huellas que perdurarán. No solo por las severas tormentas que han arrasado e incomunicado las instalaciones de muchos de ellos. También por dos golpes que han sido especialmente duros por su crueldad y su autoritarismo.

Uno, el vivido en el Santuario Vegan, atrapado en un laberinto administrativo desde hace 5 años y que ha sufrido un desahucio (llevando los pagos al día) totalmente arbitrario. Han tenido que mudarse apresuradamente a un terreno mucho más pequeño y no preparado para acoger a sus 300 habitantes. Os explican mucho mejor su situación y sus planes aquí:
https://santuariovegan.org/ayudanos-a-cambiarnos-de-terreno/

El otro golpe, al otro lado del Mediterráneo, ha sido absolutamente trágico. El Estado italiano ha entrado por la fuerza en el santuario Cuori Liberi a ejecutar a todos los cerdos que allí vivían. En el marco de una crisis de peste porcina africana, han hecho saltar en mil pedazos la ilusión de que existen espacios seguros en un mundo de agresión. Para quienes insisten en enfocar la cuestión de la explotación animal como un fenómeno separado de las fuerzas que mueven el sistema económico y político, nada como leer las propias palabras que nos llegan desde la resistencia de Cuori Liberi:
https://resistenzanimale.noblogs.org/post/2023/09/27/los-cerdos-de-cuori-liberi-reaccionar-al-trauma-politico/.

Por nuestra parte, al calor de las conversaciones surgidas durante estos días, queremos compartir unos pensamientos. Estamos leyendo en redes sociales mensajes llenos de rabia, de indignación, llamando a la acción, a la respuesta. Por supuesto compartimos esa rabia, es obvia. Pero esa respuesta a la que se invoca no parece estar llegando, al menos no en Madrid y al menos no en los términos en que se plantea. Acabamos de leer que esta misma mañana hay concentraciones en Santiago, Barcelona, Vitoria y Donosti, y que el 7 de octubre habrá una en Mallorca. Saludamos a las compañeras y deseamos que salgan lo mejor posible. Nos centraremos entonces en Madrid, nuestra realidad cotidiana. Aquí no ha salido ninguna convocatoria para hoy, día 30, a pesar de haberse lanzado una propuesta por internet hace unos días. Cada cual tendrá sus circunstancias y sabrá por qué no ha asumido dicha propuesta, no es eso a lo que vamos. No nos interesa recriminar a la poca gente que ya está haciendo cosas las cosas que no ha hecho, ese camino tiene poco y nefasto recorrido. Nos interesa entender qué pasa, qué falta o qué necesitaríamos para dar respuestas colectivas a acontecimientos como estos.

Nos surge pensar sobre las formas de expresión y de participación política. ¿De qué manera canalizamos nuestro malestar o nuestra indignación ante un suceso? ¿Cuáles son los canales o los espacios de expresión y participación? ¿Afrontamos estas situaciones desde lo colectivo o desde lo individual? ¿Qué consecuencias tiene hacerlo de esa manera?

Sintetizando, dejándonos muchos matices por el camino e intentando que alguien llegue a leer estas líneas hasta el final, diremos que:

· vivir la frustración y la rabia desde el aislamiento y la individualidad no nos ayuda mucho.

· expresar deseos en forma prácticamente de exigencia hacia el resto, sobre todo cuando no hay una realidad de práctica cotidiana que los respalde, no nos aporta mucho.

· utilizar, de manera prácticamente exclusiva, como canal de expresión y “participación” política las redes sociales, no nos funciona.

· el aislamiento es un problema real. Las últimas décadas están siendo bastante didácticas en este sentido. Si queremos convertirnos en un movimiento fuerte tenemos que construirlo. Y un movimiento (o una comunidad de lucha, si se prefiere) no se construye solo, ni es igual a la suma de muchas iniciativas aisladas. Necesitamos articularnos, construir espacios de confluencia a diferentes niveles, compartir información, sí, pero también compartir experiencias de lucha, sentires, coincidir en el hacer, juntarnos para pensar, incluso juntarnos para sostenernos cuando vienen los palos. Todo eso ni en mil vidas nos lo van a dar las redes sociales ni las repúblicas independientes de nuestras casas.

Bien es cierto que para convocar una concentración no hace falta nada de eso, una sola persona con la suficiente determinación puede hacerlo. Pero no es de eso de lo que queríamos hablar, y si así lo parece habremos fracasado en nuestro intento comunicativo. Estamos hablando de querer construir algo, algo distinto a lo que hay, porque lo que hay sirve para algunas cosas pero para muchas otras no sirve. Intentos hemos hecho en el pasado y seguramente seguiremos haciendo en el futuro, la cuestión es que haya más gente con los mismos intereses y que seamos capaces de encontrar las maneras de funcionar.

Un abrazo enorme para todas las personas que llevan semanas arrimando el hombro con los santuarios, cada cual solidarizándose de la manera que ha encontrado. Especialmente para quienes viven y trabajan allí mismo, en primera línea, y han tenido que afrontar tantas dificultades estas semanas. Y para les compañeres italianes todo nuestro cariño y complicidad. Su resistencia ha sido ejemplar en todos los sentidos, su historia nos ha tocado y se quedará para siempre acompañándonos en este camino de lucha.

Asamblea antiespecista de Madrid,
30 de septiembre de 2023.

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