Educación, experimentación animal y la desconexión con los demás animales

Nota previa a la lectura: El siguiente texto pretende ser una aproximación a la contribución por parte de la educación reglada en el Estado español a la perpetuación de la experimentación animal. No hablamos de posibles modelos críticos de enseñanza que tampoco tienen por qué garantizar una mirada ética hacia los demás animales. Por cuestiones de extensión del texto, no entramos en detalle sobre ciertos puntos que tendrían que ser desarrollados de manera más amplia. Los ejemplos provienen de la experiencia personal y laboral de colegas antiespecistas que se dedican o dedicaban a la enseñanza formal. Sabemos que existe un pequeño porcentaje de comunidad educativa antiespecista que hace un trabajo encomiable llevando a las aulas la ética y el respeto hacia los demás animales. Admiración y agradecimiento por su labor.

Cuando somos personas de poca edad uno de los primeros espacios de socialización es la escuela. En ella nos relacionamos con les demás humanes y aprendemos a diferenciar el bien del mal, entre otras pautas sociales. Vamos haciéndonos una idea de la realidad del mundo, de las relaciones de poder y de opresión entre los seres que lo configuramos. La escuela participa de manera activa en el aprendizaje sobre quién está por debajo y a quién podemos utilizar para nuestros propósitos.

La educación actual y convencional contribuye al especismo donde radica la desconexión con los demás animales. Esta es perversa, usa la mentira y transmite ideas que llevan a les infantes a una disonancia cognitiva constante durante su desarrollo educativo, estableciéndose un camino iniciático y de perfeccionamiento en las ideas y acciones especistas a lo largo de los años y de las diferentes etapas formativas.

Un amplio sector del personal docente dedicado a la rama de las ciencias naturales, habla a sus estudiantes sobre el respeto a la vida, proteger a la “Naturaleza” y sobre cuidar a los demás animales “porque son seres vivos”, obviando su consciencia y agencia. Esta idea de cuidado hacia los animales no humanos confronta cuando estos son vistos como meros objetos para los intereses de la humanidad. También encontramos otros ejemplos como el uso del lenguaje especista, hacer operaciones matemáticas donde los demás animales son productos o las visitas a granjas escuela o zoos. Y así podríamos seguir con la batería de actividades escolares que apuntalan el especismo y hacen que la infancia asuma la dominación y explotación humana hacia los demás animales como algo normal, natural y necesario para nuestra existencia. Primer paso de la desconexión.

La experimentación animal es un grado más dentro de la doctrina del especismo, ubicando este paso en los ciclos de educación secundaria obligatoria y bachillerato. A lo largo de estos cursos el alumnado conoce contenidos donde se va más al detalle de la observación de la naturaleza, el método científico occidental e instaurado en el siglo XVI de nuestra era, su importancia para el desarrollo de Homo sapiens sapiens, los espacios donde se hace ciencia como es el laboratorio y los instrumentos que nos permiten descubrir los misterios de la vida. Entre tubos de ensayo, probetas, placas de Petri, bisturís, microscopios y otros elementos, les estudiantes empiezan a familiarizarse con el hallazgo del conocimiento. Una de estas prácticas es la disección de animales muertos (como puede ser una trucha o un calamar) o de partes de animales (como puede ser el ojo de una vaca, el cerebro de un cordero o el corazón de un cerdo). Los demás animales continúan en su categoría de objetos para el uso humano. Como dijimos al inicio, el especismo es un camino iniciático desde la infancia. Durante la adolescencia viene la siguiente prueba para aumentar la desconexión hacia los demás animales: la vulneración de sus cuerpos de manera directa por el afán de saber.

Vemos el mismo patrón en los ciclos superiores de enseñanza como puede ser la universidad donde los animales son vistos como modelo científico para desarrollar investigaciones, ya sean para ciencia básica o fundamental (por el mero conocimiento) y aplicada (con un provecho material). Las personas que realizan este tipo de estudios superiores consideran que gracias a sus investigaciones conseguirán beneficios para la humanidad sin plantearse mucho los dilemas éticos y de eficiencia científica que tiene seguir usando el modelo animal para el avance de la ciencia.
En palabras de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) “el uso de animales es vital para el avance de la medicina y de la veterinaria, para continuar mejorando la salud humana y animal”. No obstante, la responsabilidad en última instancia la posee el grupo de profesores-investigadores que siguen diseñando y desarrollando planes de estudios con asignaturas cumpliendo dicha premisa, en vez de recurrir a modelos avanzados sin animales, como puede ser el uso del análisis de datos de las historias clínicas de pacientes con herramientas computacionales, la revisión bibliográfica de estudios ya realizados u otras maneras de investigar como muestra EURL ECVAM. Cierto es que a día de hoy el alumnado no puede manipular animales vivos para realizar prácticas docentes, a no ser de que dispongan de la capacitación necesaria como recoge la legislación.

Por lo que hemos desarrollado hasta este punto concluimos lo siguiente: parte de la responsabilidad de la perpetuación de estos modelos de enseñanza basados en la violencia especista es del profesorado. No queremos poner una tarea más a revisar dentro del gremio docente (más a quienes están dentro del sistema público), aunque sí nos gustaría que hubiera un cuestionamiento sobre cómo y con qué metodologías y recursos didácticos transmiten desde los centros de enseñanza de cada etapa educativa el concepto de ciencia, método científico y lo que implica este hacia los demás animales. Proyectos como Aula animal pueden apoyar al gremio docente a transmitir la curiosidad por la ciencia y la investigación de una manera empática y ética hacia los demás animales.

El futuro de la ciencia vendrá de la mano del abandono de la experimentación animal, ahora bien, esto no podrá suceder si en las escuelas, institutos y estudios superiores los programas educativos, las metodologías y los materiales didácticos para enseñar o estimular el interés científico, siguen pasando por encima de los cuerpos de los demás animales (literal) sin cuestionarse los dilemas éticos y de eficiencia que plantean. La enseñanza al igual que la ciencia cuando no se revisan, más que disciplinas que permitan el desarrollo del pensamiento crítico se convierten en dogmas inamovibles, contradiciendo el germen por el cual existen.

Empecemos a mirar a los demás animales como lo que son: individuos que quieren vivir cumpliendo su voluntad e intereses por lo que merecen ser respetados. Esperamos que la escuela actual y del futuro contribuya a esta mirada más ética hacia los demás mundos animales.

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