El pasado fin de semana se inauguraba una nueva edición de la Feria del Libro de Madrid y entre el bullicio y gentío, un grupo de activistas exhibía sus pancartas frente a la caseta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Durante la tarde del sábado 31 de mayo, batas blancas, carteles y un mensaje claro: “CSIC financia la tortura en Vivotecnia” irrumpían entre las casetas de libros del Retiro mientras la mirada de les lectores buscaba su próxima lectura. Cientos de ojos se cruzaban con las imágenes de animales que sufren las consecuencias de la experimentación animal. Frente a ellos la vergüenza de una institución pública que sigue contratando los servicios de un laboratorio acusado de maltrato animal. Centenares de panfletos fueron repartidos entre un público que descubrió entre aquellos renglones la horrible relación que mantienen el CSIC y Vivotecnia.
A pesar de que el CSIC manifestó su rechazo a las horribles prácticas que pudimos ver en las imágenes de Carlota Saorsa en 2021 del interior de Vivotecnia, hoy sigue manteniendo relaciones con este laboratorio. Nos parece contradictorio ver como el CSIC condenaba hace años las crueles prácticas de Vivotecnia según un comunicado que todavía se puede leer en su web. Sin embargo, vemos como con un proceso judicial contra el laboratorio todavía abierto, esta institución pública sigue contratando a Vivotecnia, financiando así la tortura animal, además de incumplir su palabra con cada nueva licitación.
Desde el 2022 hasta el día de hoy, el CSIC ha pagado a Vivotencia 2.796.561,08 €, una cantidad que sale del dinero público que pagamos con nuestros impuestos y que es destinado a torturar animales, porque si Vivoctenia mata, el CSIC contrata, siendo así cómplice del horror que ocurre en el interior de este laboratorio. El último acuerdo entró en vigor a principios de enero de este 2025 con una duración de 18 meses donde Vivotecnia se encarga del cuidado del animalario del Centro Nacional de Biotecnología.
Pedimos al CSIC que pase página y que escriba un nuevo renglón en la historia de la ciencia, apostando por una investigación avanzada, donde se rechace el uso de animales y se apueste por otros modelos científicos éticos.