Según testimonios de distintas personas involucradas en el movimiento de liberación animal en las décadas de los 80/90, el interés de muchas de ellas por la lucha contra la vivisección en el Estado español creció gracias a dos documentales: «Alicia en el país de los experimentos» y «Crímenes Ocultos», ambos traducidos de manera algo rudimentaria y proyectados en distintas ocasiones en centros sociales okupados y jornadas por la liberación animal. La dureza de las imágenes quedó marcada a fuego en una generación de activistas, como nos cuenta una de las personas que vivió aquella época al recordar la primera vez que vio «Alicia en el país de los experimentos»: «Era de la British Union For The Abolition of Vivisection y me impactó mucho, recuerdo que tuve unas pesadillas terribles tras verlo y ahí fue cuando me hice vegetariano». Las personas que en aquellos años se implicaron en la lucha por la liberación animal, comenzaron a criticar duramente la industria de la vivisección en textos, canciones, pegatinas o carteles. Algunes, incluso, decidieron pasar a la acción.
En 1986, según un comunicado firmado por el Frente de Liberación Animal en el que se reivindicaban distintas acciones, aparecen pintadas en la facultad de medicina para denunciar «la tortura y el fraude que supone la vivisección tanto para las personas como para los animales». Esta es, que sepamos, la primera acción directa realizada en el Estado español que tuvo como objetivo a la industria de la experimentación animal.
En el número 4 del fanzine «Liberación Animal», publicado en 1990, se cita una liberación realizada en Zaragoza, entre el 27 y el 28 de enero (año sin especificar) en la que se rescataron a dos perros y dos cerdos del centro de experimentación del Hospital Clínico «tras cortar las vallas tras las que estaban presos».
También en la década de los 90, se realizó la primera liberación masiva reivindicada por el Frente de Liberación Animal en el Estado. Unas 200 ratas y ratones destinados a experimentación fueron rescatados de la Universidad Complutense de Madrid. «Se colaron por los servicios y accedieron al departamento de biología celular. No solo se llevaron todas las ratas, sino que con ello fastidiaron experimentos muy laboriosos. Además, decoraron todas las instalaciones con pintadas que nos tachaban de asesinos», declaraba Alberto Varas, miembro del departamento de biología celular de la complutense a la revista Época tras la acción.
Es en la década de los 2000 cuando la acción directa por la liberación animal va poco a poco en aumento. Los ataques contra peleterías, carnicerías y otros centros de explotación crecen y se extienden por toda la península. Como era de esperar, también aumenta el número de sabotajes y liberaciones que tienen como objetivo a la industria de la experimentación animal. La primera acción relacionada con la vivisección de la que tenemos constancia en esa época es la liberación de varios perros Beagle en Bilbao. Poco tiempo después, en 2003, una granja en Tulebras, Navarra, en la que se criaban conejos que después serían enviados a laboratorios, también recibió la visita de activistas del F.L.A., que liberaron entre 250 y 300 animales y realizaron pintadas con frases como «Vivisección = tortura» o «Vivisección: fraude científico y moral». La acción fue reivindicada por el Comando Dave Blenkinshop, nombre elegido en homenaje a un activista por la liberación animal que en aquel momento cumplía condena.
Al año siguiente, el 12 de septiembre de 2004, se produce una nueva liberación. Esta vez es una perra a la que se rescata de las instalaciones de la Universidad de León. Tras la liberación, les activistas llamaron a la perra Ginna, en recuerdo a otra persona represaliada en su lucha por la liberación animal.
Otras tácticas usadas para atacar la industria de la vivisección fueron las visitas a domicilios de personas relacionadas con la experimentación animal. Que sepamos y basándonos en los reportes de acciones que se realizaron en esos años, se visitaron las casas de personas relacionadas con la SECAL (Sociedad Española para las Ciencias del Animal de Laboratorio), Sankyo Pharma, Dupont, Roche o Novartis. En varias de esas acciones se pintaron frases o se pegaron carteles explicando a lo que se dedicaban estas personas, para que así sus vecines pudiesen saber qué tipo de persona vivía a escasos metros de sus domicilios y por qué se había realizado la acción. En ocasiones, también se dejaron notas explicativas en los buzones del vecindario.
También las oficinas de empresas que estaban relacionadas directamente con la experimentación animal o que mantenían relaciones contractuales con HLS, (el mayor laboratorio de experimentación por contrato de Europa en aquellos años, contra el que se estaba desarrollando la campaña SHAC, que se extendió a nivel internacional), sufrieron sabotajes. Pintadas, rotura de lunas o ataques con pintura fueron algunos de los métodos que se emplearon.
Las liberaciones para rescatar animales destinados a experimentación continuaron. Así, el 1 de enero de 2006, pocas horas después de las campanadas de año nuevo, varias personas entraron al animalario de la Facultad de Veterinaria de Madrid y rescataron a 28 perros Beagle, muchos de ellos cachorros y, como después se supo, una perra embarazada que dio a luz a una camada que, afortunadamente, no tuvo que conocer el encierro y la tortura. Pocos días antes, otros 5 Beagles habían sido liberados en Granada.
En 2007 se realizó una nueva liberación, esta vez en Valverde, Ciudad Real, en la granja de experimentación animal del Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos, organismo dependiente del CSIC y de la Universidad de Castilla la Mancha. En la liberación, según el comunicado, se rescataron decenas de conejos y unas 200 perdices.
El 9 de febrero de 2008 se realizó en Barcelona una manifestación denunciando la relación de Novartis con HLS que acabó en destrozos. Entre 150 y 200 personas recorrieron las calles de la ciudad condal coreando cánticos contra la experimentación animal y, al llegar a la sede de Novartis, un grupo de personas causó destrozos en una cámara de seguridad, un ventanal de la empresa y realizaron distintas pintadas.
Las acciones contra empresas relacionadas con HLS se sucedieron en el Estado español. UPS, empresa de mensajería que mantenía relaciones comerciales con el laboratorio, sufrió numerosos ataques contra sus oficinas y sus vehículos de reparto, a los que en ocasiones se les pinchaban las ruedas, en otras se les pintaban eslóganes y, en algunos casos, sufrieron incluso ataques incendiarios. Este tipo de sabotajes se multiplicaron en distintas ciudades de la península.
El año 2011 comenzó de manera espectacular, con la liberación de 36 perros del criadero para experimentación animal de Harlan Interfauna, en Sant Feliu de Codines. Además, en junio de 2011, tres perros Beagle son liberados del vicerrectorado de investigación de la facultad de veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid.
Estos son solo algunos ejemplos de las acciones realizadas desde finales de los 80 a principios de los 2000 contra la industria de la experimentación animal. Bucear entre todas las que se realizaron en aquellos años y detallar una por una podría generar un artículo que llevaría horas de lectura y no es esa nuestra intención. Lo que queremos es mostrar cómo la lucha por la liberación animal se puede valer de distintas tácticas que tienen un claro objetivo: la liberación de los animales y el fin de las empresas que comercian y se lucran con su encierro y su muerte.
Para quienes piensen que este tipo de prácticas son demasiado extremas o agresivas, cabe recordar que se trata de acciones directas no violentas, en las que no hubo ningún herido ni jamás se pretendió que lo hubiese y solo se dañaron propiedades. La industria contra la que se dirigían, sin embargo, se cobra cada año la vida de millones de animales a los que previamente ha sometido a una vida de encierro y dolor.
No queremos caer en el mensaje simplista de que «solo la acción directa cuenta». La difusión y la educación, la palabra y la tinta, son tan importantes como la piedra y la cizalla. Todas ellas son herramientas que deben caminar juntas porque, si algo nos ha enseñado la historia de nuestro movimiento, es que la combinación de distintas formas de trabajo y acción, es la clave de la efectividad.