La historia de los Smoking Beagles: notas para el presente.

La historia de los Smoking Beagles: notas para el presente.

El 26 de enero de 1975 la portada del dominical The Sunday People mostraba una foto que horrorizó a gran parte de la sociedad británica: unos beagles obligados a inhalar humo de tabaco en un laboratorio (la mostramos al final del artículo, por si no queréis verla).

Mary Beith, la periodista que fotografió a los beagles.

Esa imagen no vino de la nada ni fue cedida por los laboratorios del Imperial Chemical Industries (ICI) como parte de su política de transparencia. Fueron obtenidas de manera encubierta por una periodista, Mary Beith. Mary fue contratada por el periódico para infiltrarse en los laboratorios de experimentación animal y mostrar qué estaba ocurriendo dentro. Escogió los de ICI porque eran los que más cerca estaban de su casa, y lo que consiguió documentar era algo que hasta ahora no se había visto nunca. En 1970 se publicó un estudio que relacionaba el hecho de fumar y el cáncer. Fue obra de Oscar Auerbach y para realizarlo puso a 86 beagles a fumar habitualmente. 20 de ellos desarrollaron cáncer, lo que en la práctica supuso que tanto la industria tabaquera como sus detractores se lanzaran a hacer experimentos con animales para demostrar o refutar la mencionada relación entre tabaco y cáncer.

La publicación de las fotos provocó una ola de indignación y protestas. Las concentraciones en las puertas de ICI se volvieron habituales durante un tiempo, figuras públicas y de la política oficial hacían declaraciones sobre el asunto, el tema estaba en la prensa, en la calle y en los despachos. Y en verano de ese mismo año, dos de esos beagles fueron liberados en una acción que llevaría a dos activistas a los tribunales.

Michael Huskisson y John Bryant, los dos activistas que entraron a ICI y liberaron a dos beagles.

Siempre es interesante conocer más sobre la historia del movimiento y este capítulo está lleno de anécdotas, pero lo que más nos interesa es poder extraer algunos aprendizajes que nos sirvan para luchar ahora.

¿Por qué esas fotos tuvieron tanta repercusión?

La publicación de imágenes que muestran la explotación animal es un recurso fundamental en el movimiento antiespecista. Por lo general, esas imágenes han de obtenerse de manera encubierta, suponiendo un riesgo variable para las personas que las consiguen. Pero, a pesar de su valor documental y de los horrores que nos suelen mostrar, la respuesta social no siempre es la deseada (y quizá cada vez menos en esta sociedad tan acelerada y saturada de imágenes). Sin entrar en consideraciones sobre la evolución de las sociedades, tarea que excede sin duda a este artículo, ¿hay elementos en la historia de las fotos de los smoking beagles que nos pueden orientar?

Rompían la idea de que los experimentos se hacían para obtener grandes avances para la salud de la humanidad. Mary Beith pudo presenciar cómo se obligaba a fumar hasta 30 cigarrillos al día para probar un nuevo tipo de cigarrillos, sin nicotina, llamados New Smoking Material. Esto constituía una grieta enorme en el discurso viviseccionista, tan acostumbrado a llevar el debate ético al punto de “¿a quién prefieres salvar, a tu hija o a una rata?”. Quedaba evidenciado que no solo se recurría a la experimentación animal para mejorar la salud de las personas, así que los viviseccionistas se veían en un apuro (a nivel dialéctico).

-Se publicaron en el momento adecuado. El movimiento llevaba unos años empujando fuerte. Tenía base social, había protesta en la calle pero también contaba con el apoyo de personas con cierto estatus social y político. Más aún, las fotos se hicieron en verano de 1974, pero no se publicaron hasta enero del 75, unas semanas antes del lanzamiento de Victims of science, el libro contra la experimentación animal del influyente Richard Ryder. Todo esto hizo que su lanzamiento sumara como un elemento más dentro de un proceso más amplio que ya estaba consolidando y funcionando a pleno rendimiento.

-Además de estar contextualizada dentro de algo más grande, fue una historia que generó nuevas historias (o nuevos capítulos). Como dijimos antes, en verano de 1975 dos activistas entraron en los laboratorios de ICI y rescataron a dos de esos beagles. Posteriormente fueron acusados y denunciados por esa liberación, lo que hizo que durante más meses se siguiera hablando de los smoking beagles y reproduciendo las fotografías una y otra vez. Finalmente los activistas no tuvieron que enfrentarse al juicio: la acusación les propuso retirar los cargos si se comprometían a no volver a irrumpir en sus instalaciones. No fue una decisión agradable, pero aceptaron. Una vez más, aquí se ve la importancia del contexto político: si Imperial Chemical Industries ofreció retirar los cargos fue porque había todo un movimiento social respaldando a los activistas e incomodando a los explotadores. De alguna manera, ICI intentaba así dejar de tener tantas miradas encima.

-La imagen mostraba una gran dureza pero no había vísceras, heridas, ni sangre: lo duro era aceptar que alguien ha sido capaz de hacerle eso a los perros. Se muestra su dominación física y su individualidad, la expresividad de sus rostros. Una imagen más sangrienta no habría circulado tanto, habría generado un rechazo más inmediato y primario. Esta imágen era desagradable por lo que significaba, por sus implicaciones éticas y la responsabilidad social a la que apelaba.

-Había un movimiento detrás que las utilizaría como una herramienta. Este punto es imprescindible. Si no hay gente detrás trabajando duro y conectando con amplios sectores de la sociedad, unas imágenes por sí solas no sabemos cuánto cambio pueden generar. Pensamos que nuestro curro tiene que ir por ahí, por construir un movimiento sólido y activo, para que cuando pasen cosas como esta que hoy recordamos, podamos aprovechar la ocasión y empujar con más fuerza hacia la liberación animal.

 

 

 

 

La mítica foto de los llamados Smoking Beagles.

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